Finalmente, entregaron el cuerpo de Gladis Gomez, la mujer que falleció luego de ser baleada en su comercio en Oberá, a sus familiares para su velorio e inhumación. Tal como lo había anunciado la comunidad católica de la Parroquia Cristo Rey a la que pertenecía la mujer, se llevó a cabo una misa de cuerpo presente en el templo del Barrio Loma Porá, luego fue sepultada en el cementerio local.
Con mucho dolor, familiares y amigos despidieron sus restos. «Hemos acompañado a sus padres, hermanos, en un clima de familia, con dolor, con emoción y con indignación porque ha sido una muerte no querida por Dios. Su muerte fue adelantada por este acto cobarde, cruel de quienes atentaron contra su vida» expresó Monseñor Damian Bitar, Obispo de la Diócesis de Oberá, quien presidió la misa rodeado de otros sacerdotes de la Zona Centro.
Claramente golpeados por la tristeza, potenciada por la angustia de la espera a que se realizara la autopsia y otros trámites judiciales, la familia de la víctima, se llamó a silencio. «Es un momento muy triste para la familia, para nosotros la comunidad que hemos vivido su agonía. Fue terrible estar en estos últimos momentos. Nosotros queremos que haya justicia, que aquellos que hicieron este mal, este daño se haga justicia, para que nuestra hermana Gladis descanse en paz» afirmó Andrea Chiriniuk, integrante de la Renovación Carismática de Cristo Rey, al que pertenecía la mujer baleada.