Se desanuda la corbata azul marino, esa reservada solo para ocasiones especiales, mientras pensaba que el nudo se sentía mucho más apretado que de costumbre.
Se descalzó los zapatos de cuero con mucho cuidado y los guardó, sabía que no se podía volver a permitir un lujo semejante por mucho tiempo.
Tiempo.
Tiempo. Pensó mientras se sacaba el reloj pulsera.
Buscó los puchos escondidos, también reservados para ocasiones especiales, se ubicó en el balcón del departamento de alquiler desde donde no veía otra cosa que edificios más altos que el suyo mientras pensaba, cuántas noches de corbata azul marino y pucho le sobraban.