• 23/11/2024 09:39

Reflexiones entre equívocas y univocas: Despertadores (por Juan Oviedo)

¿Cuando decimos que estamos despiertos?, ¿por el hecho de percibir?, ¡claro que no! porque el sentido de estar despierto no es por un fenómeno “biológico” que involucra a los sentidos, sino expresión de una capacidad intelectiva, de conciencia y sensibilidad que me pone en la necesidad de dar una respuesta ante un “hecho” que me -reta, me sitúa, me desafía- y eso implique el estar “despierto,” ahora, puedo ver, oler, escuchar a todos los estímulos del mundo pero si estoy -narcotizado, embotado, dormido-, no experimentare desafío alguno.

¿Hay despertares o situación que adquieran la forma de un despertador cuando estamos dormidos?, si, ¡la adversidad!, lo adversativo de la vida, lo virulento que me rodea, las condiciones tóxicas de las relaciones generan sus pertinentes “sentimientos”, he allí a un –despertador-, en el mundo de los sentimientos y emociones se encuentra un lenguaje que me habla de lo que “me pasa, sucede y experimento”, ellos, como nunca son el espejo al cual jamás debo renunciar pero allende a ellas, se encuentre -otro despertador-, ¡lo que se “piensa! acerca de por qué “me pasa lo que me pasa”, así, lo reflexivo es otra notable potencia que me lleva por los vericuetos del estar mundano, y ponga en tela de juicio -decisiones, proyectos y sentidos- a la mismidad que soy yo o Epimeteo adoptado.

Por supuesto, no podemos dejar de mencionar a otro interesante despertador y se trata el de los “sueños”, la -realidad onírica- coaptada por el psicoanálisis la hubo de satelizar con sus contenidos galimáticos, pero independiente de eso nos hallemos ante una “realidad” ligada a simbolismos y figuras, metáforas y palabras, dando cabida a interpretaciones literarias, pictóricas, plásticas y estéticas, el artista se valga y utilice esa realidad y las imprima en sus variadas obras.

Entonces, -sentimientos, pensamientos y sueños-, posicionen una sospecha un tanto incómoda por su cotidiana presencia en “todos” nosotros, la de estar sospechados en un estado de permanente adormecimiento, ante ese “solipsismo” humano que implica -ser- el filtro de –toda- la realidad tangible, y al estar mediados por ese -ser solipsista- impida “conocer” la realidad objetiva, y fuente provocadora de todos los ensueños posibles, que nos adormece y nos aleja de toda objetividad posible.

Un solipsismo el cual es “potenciado” por los medios, los intereses, la publicidad, el sistema del éxito y del consumo, que nos van determinando hasta el punto de renovar los viejos consejeros, cortesanos y sacerdotes del ayer o “corte” donde se amparan los ensueños y reemplazados por una nueva “generación” de ilusionistas: los llamados coaching y sus camaleónicas forma en docentes, políticos, curas, periodistas y cuanto charlatán más, he aquí a los “dealers” de las flamantes drogas de la dependencia.

Entonces te diré algo “perturbador”, el odio te despierta, el dormir te despabila y el no creer te libera, de esos dealers-coaching que tienes adentro cumpliendo a rajatabla sus -cometidos: mantenerte ¡dormido!, cuando -te enseñan, representan, te dan misa e informan-.

Juan Oviedo