OPINION: Por Damián Reinero*
Son la 1 am e intentás dormir mientras afuera llueve a cántaros. De repente notás que la lluvia comienza a invadir tu casa, bajás de la cama y hay agua en el piso; no solo pasa a través del techo y paredes sino que se filtra desde el suelo. Mientras alzás algunas cosas y corrés algunos muebles el agua sube y la lluvia no cesa, tus hijos comienzan a despertarse asustados, salís a ver si podes cubrir mejor el techo y te encontrás con el arroyo desbordado que sigue avanzando. ¿Pero cómo si estábamos a 10 metros del cauce normal?, te preguntás mientras volvés a entrar a tu casa; los chicos ya están despiertos, el agua llega al borde de la cama. Con desesperación los alzás y salís en la lluvia a buscar la ayuda de una vecina o vecino con una casa seca para que tus hijos estén bien.
¿Es una pesadilla? Podría ser. Pero tristemente hoy es la realidad que viven miles de familias cada vez que llueve. Esto nos relató Andrea, vecina del Barrio San José en Oberá Misiones, y como ella hay muchas personas más que perdieron todo en las últimas tormentas.
Decidí que quiero contar las historias de quienes no son escuchados, quienes son discriminados, estigmatizados por su situación, excluidos; quienes no son considerados como ciudadanos porque son negados por el resto de la sociedad. Hoy hablamos de familias que sufrieron las lluvias y como consecuencia las inundaciones, pero la cuestión va más allá, la problemática de la pobreza e inequidad es multidimensional y se evidencia en situaciones como estas.
El Martes 4 de Abril a la tarde comenzó a llover, fue una tormenta fuerte que se extendió durante toda la madrugada. El Miércoles muchos barrios amanecieron inundados por arroyos que desbordaron y a raíz de eso hubo familias evacuadas que perdieron todo. Voluntarios de TECHO fuimos a ver cómo estaban las familias: hablábamos con las vecinas y vecinos e intentábamos ponernos en su lugar, pero por más que los escuchamos y vimos la situación creo que nunca vamos a saber realmente lo que siente una persona que en cada lluvia no duerme porque sabe que es probable que pierda sus cosas y deba empezar de cero.
Cuando los vecinos hablan, ¿qué dicen?
“Me llamo Patricia, somos vecinos que estamos afectados por la inundación, mi casa quedó hasta la mitad de agua y perdí todo. Tuve que decirles a mis hijos que se vayan a vivir con el papá, que vive en otro pueblo, porque no quiero que vuelvan a pasar por un momento como este. Quiero mejorar mi casa para poder volver a vivir con mi hijos”.
“Hay personas que perdieron todo. Queremos una solución, porque con un colchón y una bolsita de mercadería no se solucionan las cosas. Queremos mejores viviendas, no les pedimos que nos regalen, las queremos pagar. Los chicos necesitan comer, la mercadería que teníamos está mojada y hay vecinos que cobran más adelante.”, dice Andrea.
“También soy un vecino perjudicado, me llamo Silvio, el agua empezó a subir y llegó hasta la altura de la ventana. Mi hijo está ahora arriba del techo arreglando la casa, pero si viene la inundación de nuevo no sabemos qué vamos a hacer.”
“No se imaginan la desesperación de tener que salir de tu casa sabiendo que perdiste todo, y encima no poder volver porque todo está sucio y húmedo. Se vienen épocas de mucha lluvia y los arroyos van a volver a desbordarse e inundarnos. No quiero volver a salir nadando de mi casa con mis chicos al hombro. No podemos esperar más a que el estado lo resuelva, porque no lo está haciendo. Lo estamos haciendo nosotros, vamos a picar la calle con nuestras manos, a sacar los tubos y limpiarlos. Mientras seguimos esperando que los responsables hagan las obras como se debe.” Gladis.
“Soy Julia, mi casa quedó por la mitad, por suerte tenemos muchos vecinos que nos ayudan, que colaboran. Nosotros buscamos la unión de los vecinos porque entendemos que todos estamos afectados, queremos hacer un buen trabajo. Pedimos que el municipio limpie el puente, que vengan las máquinas; ayer esperamos todo el día y no vinieron, hoy estamos limpiando nosotros porque no podemos esperar más. Pedimos por favor que se acerquen a hablar para que esto se solucione de una vez.”
De estos relatos hay miles, oímos historias similares cada vez que visitamos los barrios.
A muchos, cada vez que llueve, nos llueve el alma. ¿Cómo puede ser que lleguemos al punto de estar tristes cuando llueve? ¿Cómo puede ser que tengamos que desear que no llueva, y que cuando llueva pidamos que pare? Lo que debe parar es la indiferencia, la discriminación, la desigualdad para con las 1913 familias que viven en asentamientos en Oberá y las más de 650.700 en Argentina. Las políticas del estado están siempre detrás de los problemas. Exigimos soluciones definitivas a las inundaciones, a la falta de acceso a los servicios básicos, a la exclusión.
Según el Relevamiento de Asentamientos Informales que presentamos desde TECHO en 2016, 7 de cada 10 asentamientos en Argentina se inundan cada vez que llueve y los reclamos de las más de 3 millones de personas que viven en ellos no son escuchados. A estos vecinos no solo les duele no tener los servicios básicos y la infraestructura adecuada, les duele no tener el reconocimiento, que la sociedad no tenga consciencia de cómo se vive en un asentamiento. No son reconocidos como ciudadanos y por ende sus derechos no se cumplen.
Hablar de asentamientos es hablar de personas, que en muchos casos no tuvieron las mismas oportunidades pero que buscan salir adelante día a día. Es fundamental reconocer cuales son los problemas que generan la pobreza, entendiendo que las soluciones se construyen en conjunto: partiendo de la experiencia y las capacidades de los vecinos de los barrios.
El Sábado 8 y el Domingo 9 de Abril volvieron las lluvias; los barrios en Misiones y otras partes de Argentina amanecieron bajo agua y las familias sin saber qué hacer. Me surgen algunas preguntas… ¿Por qué ocultamos todo lo que muestra la vulnerabilidad de nuestra sociedad? ¿Vamos a dejar que siga pasando? ¿Qué hace falta para que nos comprometamos a solucionar esta y tantas otras cuestiones? Creo que la respuesta está en ejercer nuestro deber de ciudadanos, que no es simplemente desarrollarnos en sociedad y esperar el mejor futuro, sino actuar para construir el mejor futuro posible.
*Director General de TECHO en Oberá