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La desesperación por la tierra propia

Ago 22, 2017

La problemática de tierras es histórica y a pesar de los esfuerzos y anuncios de gobiernos de turno, se fue incrementando y en la actualidad mantiene a muchas familias en estado de desesperante espera de solución.

A nivel provincial la cartera de tierras pasó desapercibida mucho tiempo, el arribo a la gobernación de Hugo Passalacqua, le otorgó otra impronta, exponiendo como una de las prioridades en la política de gestión. Pero, la tarea de regularización, tiene un ritmo que no es acorde a las necesidades de tantas familias que aguardan tener el título de propiedad, para vivir dignamente.

En la ciudad de Oberá basta recorrer los barrios periféricos para chocar con la cruda realidad. Comprar un terreno para la clase media es imposible, mucho más aún para quienes subsisten con tareas informales e inestables, las denominadas “changas”. Para estos sectores la ocupación de espacios públicos o privados pasó a ser consecuencia obligada en la búsqueda de un lugar donde vivir.

La utilización de la problemática en campañas de gobierno hizo que muchas personas se ilusionen con promesas que después no se cumplieron. Los doce años de gestión de Ewaldo Rindfleisch pasaron sin decisiones que atendieran esa problemática, por lo que hay barrios que por más de cuatro décadas aguardan una mirada comprometida. El Barrio Gunther, es un emblema de esa espera, cientos de familias radicadas ahí, en pleno casco urbano, mucho antes del nacimiento de otros espacios vecinales.

Departamento de Tierras

El intendente, Carlos Fernandez, dio un paso importante creando el departamento de tierras, alineándose a la decisión política provincial. Sin embargo, a punto de cumplir dos años de gestión únicamente pudo atender uno de los barrios, Cien Hectáreas. La falta de recursos y tiempos que demandan los trámites, son parte de las excusas que se exponen al justificar la lentitud de las acciones.

Tierra de nadie

Hace unos meses tomó estado público y reconocimiento generalizado, la decisión de un propietario de tierras, ubicadas en inmediaciones al barrio en construcción de 200 viviendas del Iprodha, de donar 4 hectáreas a las familias que se habían asentado ilegalmente en el lugar, luego de las inundaciones. La situación tuvo inmediata intervención del municipio para aclarar que la donación se debe hacer al municipio en primer lugar, para que éste otorgue y ubique a los vecinos. En aquel momento la promesa a las familias fue que se haría un censo para determinar quienes se podían quedar y paralelamente la mensura para delimitar los terrenos.

Pasaron más de tres meses y centenares de familias siguen ahí, esperando la regularización prometida, viviendo en casillas, con techo de plástico, sin energía eléctrica y tomando agua de una vertiente. “Estamos esperando la mensura que nos prometió la municipalidad. No vinieron más. Solo una vez que nos tomaron los datos, después nunca más. No podemos dejar porque no tenemos donde ir, pero además si nos vamos, perdemos el terreno” explicaron algunas vecinas. “Solo pedimos que vengan a vernos, pasamos frío, no tenemos luz, ni agua. Tenemos a nuestros hijos pasando necesidades, pedimos ayuda. Si al menos dividen los terrenos y nos dan autorización podemos hacer una casita mejor y bajar la luz” agregaron.

La evidente ausencia del estado comunal, promovió otras prácticas cuestionables. Los propios vecinos, delimitaron cada terreno donde instalarse. No faltó quién se apoderó de un espacio mayor y vende parcelas o las mejoras. Cada uno cuida como puede y con las herramientas que tiene, aunque únicamente permanecer en el lugar les permite aspirar a que algún día les pertenezca. “Nosotros nos turnamos, mi marido hace changas y yo me quedo con los chicos, cuando yo voy a trabajar queda mi marido, pero siempre hay alguien” afirmó otra de las residentes “yo no entiendo por qué tardan tanto, si el dueño nos reunió y nos dijo que la tierra era para nosotros, qué tenemos que seguir esperando.

 

Por otro lado en la parte baja de los terrenos se pueden ver importantes casas en plena construcción que contrastan con las precarias casillas. “Esos vinieron a aprovecharse, hay un empleado municipal, otro es chofer de colectivo, gente que no sabemos de dónde salió, pero nadie se mete” subrayó la mujer.

La donación sigue sin formalizarse

Según el titular del Departamento de Tierras, Matías Frick, el propietario expresó de palabra la intención de donación “pero hay normas que se deben cumplir, estamos esperando que el propietario presente los papeles de donación, hasta tanto no podemos hacer nada”.

 

En aquella oportunidad, el propio intendente reconoció haberse reunido con el hijo del propietario para acordar la cesión. Sin embargo a pesar de la declaración pública de los dueños, Frick, afirmó “nosotros no podemos ir a llevarles los papeles, dependemos de la voluntad del privado. Al ser de palabra no existe en términos legales”.

De todas maneras el funcionario aseguró que con el censo se inició el proceso legal y que para la mensura se necesitan recursos que alguien debe absorber, mientras que, los vecinos, señalan que de la única vez que fueron ni siquiera concluyeron el censo.