¿Qué estás dispuesta/o a hacer por vos misma/o?
¿Serías capaz de deconstruir esa imagen que los demás tienen de vos?
¿Estas dispuesta/o a pagar el precio por elegirte?
Quiero comenzar con las explicaciones. Por cuestiones técnicas, no se podían subir mis notas al diario, solo las mías.
Como siempre les pido, vean todo lo que les comparto hoy, desde un lugar más profundo, no saquen conclusiones apresuradas, vean el mensaje de fondo, por favor.
Siguiendo con las explicaciones, lo que me comenzó a suceder con escribir las notas, lo sentía como una obligación, un “debo hacerlo”. Ya saben que no tengo problemas en mostrar mis debilidades y siempre les cuento sobre mi proceso personal de vida.
En estos días que no escribía, me pregunté un montón de cosas, entre esas “¿qué quiero lograr con todo esto? ¿por qué siento que debo hacerlo? ¿de dónde viene ésta necesidad de “salvar y querer que los demás estén bien?”… la respuesta, me dejó varios días tristes, ocupándome de ver y atender ese dolor que salió a la superficie, por fin lo vi.
La respuesta es que “quería que los demás estén bien, para que luego estén disponibles para mí”.
La mayoría de nosotros, nunca tuvo adultos disponibles emocionalmente, que nos entiendan, comprendan y respeten nuestro sentir. Sobre todo, eso. Respeten lo que sentimos, permitirnos sentir tristeza y rabia o miedo. El sentir, es personal, individual, porque el mensaje es para nosotros y nada pueden hacer los demás por cambiar ese sentir. Somos nosotros los que debemos encontrar la respuesta en nuestro interior. Siempre les digo que se aprende y se debe desarrollar estas habilidades a lo largo de nuestra vida.
Otra cosa que aprendí en éstos días, es contenerme y acompañar con amor mi proceso. Realmente fue doloroso atravesar esos momentos, donde mi mente me pedía lo de siempre, tapar con música, salir a caminar o verme con amigas. Cuando mi cuerpo me pedía reposo, quietud para percibir lo que sentía y ponerle luz.
Además, el hablar en primera persona. Generalmente lo hago de manera “retórica” me dijo una amiga a la que amo. No podía decir o escribir, yo necesito amor, yo necesito comprensión o yo necesito que estén disponibles para mí. Y cuando digo esto, ya lo digo desde un lugar más maduro, a ésta edad y por todo lo recorrido en mi camino, el “necesito” no es de un lugar de necesidad. Porque aprendí a darme o por lo menos estoy en el proceso de brindarme todo lo que quiero para mi vida. Y esto me llevó a decir y pensar qué es lo quiero para mí vida, qué tipo de relaciones o pareja quiero. Sin dudas me doy cuenta que crecí, ya no me banco relaciones infantiles, de celos, desconfianza o de control, sean parejas, familia o amigos. El precio que se paga por estar bien es que muchas personas ya no quieran compartir conmigo y está muy bien, porque los caminos de cada uno son diferentes.
En éste punto, gracias a mis vivencias, se lo complicado o difícil que puede ser comprender el proceso individual. Pero justamente, gracias a mis vivencias puedo darme cuenta y comprender que las demás personas en ocasiones no estén de acuerdo conmigo o mal interpreten algunas actitudes mías. De eso se trata ésta convivencia de unos con otros, ser auténticos con nosotros mismos, ser autentica conmigo misma y los demás sabrán que ven en mí.
Una amiga me dice “vos estás solo en eso” – interpreto yo de conocerme y reflexionar con lo que me pasa; pero acaso ¿hay algo más importante que conocernos a nosotros mismos? ¿hay algo más importante que ocuparme de mí y conocerme? Gracias a éstas acciones cotidianas que llevo a cabo como meditar, leer libros que me ayuden a ver desde un lugar más elevado las cosas o relacionarme con personas que suman a mí vida, es que me siento mejor. Nadie es responsable de lo que a mí me pasa, nadie sabe mejor que yo, lo que es mejor para mí y ahora que por fin lo sé, es que no me abandono y puedo convivir con la incomodidad de no tener lo que anhelo. No a costas de mi dignidad y autocastigo de conformarme con lo que hay.
Tal vez, todo lo mencionado anteriormente esté relacionado con las excusas o auto boicot. No lo sé. Realmente no tengo todas las respuestas. Hace un tiempo que vengo trabajando el confiar. Confiar en que la vida tiene algo maravilloso para mí o algo que ni yo sé y que es lo mejor para mí.
En ésta idea hay una dicotomía, por un lado, no caí en una Fé ciega donde todo es mágico ni tampoco dejo de hacer cosas. Esto de volver a escribir o proponer cursos es parte de mi camino, de mi aprendizaje. Y los que me conocen saben cuánto amor y compromiso pongo en lo que hago. Pero ya ven, son testigos de que muchas veces insistimos con algo que no es para nosotros o todavía no es el momento.
Hay mucha diferencia entre la resignación y la rendición. La primera, es cuando dejo de hacer cosas, me resigno y la segunda, sigo haciendo, pero sin saber el resultado y desde el amor. Porque así lo siento, porque es desde el respeto y porque siento que es lo que aporto a ésta sociedad. Que es lo que me pasa con estos temas de las emociones y de conocernos en esencia. En éste hacer me voy conociendo y ustedes me ayudan a meterme en mis sombras, mis miedos, mis dudas y juicios internos. Sigo haciendo respetando mis tiempos. Boicot? Miedos? Tal vez, pero sigo andando y sigo haciendo.
Me rindo a esa conciencia de unidad que nos habita a todos. Me rindo a los resultados y donde me lleva éste camino. Y créanme que me costó un montón llegar a éste punto. Forcé y luché un montón por que las cosas se den como yo quería. Pero como les digo, me cansé. No puedo más. Ya no tengo fuerzas para pelear más que confiar en que esa fuerza superior me abraza y me contiene y sabe mejor que yo donde debo ir y estar.
En ese punto de camino estoy. Aprendiendo en confiar.
Tal vez por fin me estoy permitiendo que me vean cómo soy. Un ser humano que siente, se equivoca, se juzga y comete errores. Tal vez recién ahora me permito ser vulnerable y aceptar que no puedo con todo y que no tengo todas las respuestas.
Así que no tengo bien en claro si es auto boicot o excusa o solo el proceso de aceptar que soy guiada por el Amor, esa conciencia de unidad que nos habita siempre y en todo momento.
Seguiré hurgando en mi interior y cada tanto lo compartiré con ustedes. Las situaciones y circunstancias de mi vida me piden fluir. Abrazo a todos.
Paula Vera: coaching-docente.