• 20/04/2024 01:57

Múltiples Existencias: Al Petizo lo Bajaron (de Aníbal De Grecia)

Está bien que a nosotros el dos a dos nos venía bien, pero ojo, no era una actitud conformista, lo que pasa es que ellos tenían lo suyo y encima me juego la cabeza, algo tenían atrás del arco, no soy de creer en esas cosas pero, cinco tiros en los postes y dos en el travesaño dan que hablar.

Lo que les quiero contar pasa por una jugada de esas que dejan dudas, un tumulto en el área en un córner desde la derecha faltando un minuto para que termine. Lo tiraba yo y como el profe carrizo (nuestro DT) me dijo que faltaba poco, traté de retardar todo lo posible el tiro, para que sea esa la última jugada del partido.

Lo vi al petizo Marcenaro entrando con todo desde el lateral izquierdo, por atrás de toda la defensa. A pesar de su baja

estatura, Marcenaro era uno de los dos mejores cabeceadores que teníamos en el corto plantel con el que contábamos en el Maravilla Sport; dicen que hacía aeróbic con la novia y eso le daba elasticidad, yo personalmente lo vi hacer cosas increíbles, era un acróbata, aunque no tanto en el dominio de la pelota, ahí andaba entre el montón, pero corría…

La cosa es que cuando lo veo al Petizo entrando de esa manera, pienso; «si me sale bien y se la pongo en la cabeza los sorprende a todos, la clava en el ángulo y nos llevamos los tres puntos».

Saqué el córner y a pesar de los saltos de las torres que tenían ellos atrás, la pelota pasó por encima de toda la defensa y viajó limpita a destino; ahí ocurrió eso tan extraño; cuando le llegaba la pelota, el Petizo hizo una pirueta increíble, por velocidad y porque parece imposible hacer tantas cosas juntas en el aire; saltó, se hizo una bolita y dio una vuelta completa, abrió los brazos, se volvió a extender pero la pelota le quedó atrás, entonces estiró el cuello queriendo volver y se desparramó en el área, quedó tendido.

El referí pitó el final, Ferrara pedía penal, los muchachos enloquecieron, yo me acerqué pero no dije nada, lo vi al Petizo

tirado, le pregunté por la jugada y dijo;

—Alguien me empujó desde arriba.

—Estás loco. —Le dije.

— ¡Cómo te van a empujar desde arriba!

Los muchachos seguían protestando al juez por no haber cobrado penal.

El petizo me llamó otra vez y repitió despacito;

—Te digo que alguien me empujó desde arriba…

Y empecé a creerle, porque después de todo yo que estaba afuera del área y tenía un buen panorama, había visto esa forma tan repentina de caer, sólo y como si la tierra se lo hubiese chupado.

Cuando todos iban saliendo de la cancha me acerqué al Rojo Acosta, el nueve nuestro, que estaba cerca de la jugada; le

comenté de la misteriosa sospecha, pero él, escéptico y rústico como siempre explicó con voz bastante alta y molesta

— ¡Al Petizo lo bajaron!

 ¿Se valdrá el destino de fuerzas que no están a nuestro alcance cuando corren peligro de romperse sus oscuros designios? ¿O es sólo que no se banca que un tipo como Marcenaro, petizo, pelado y atrevido, se burle de él?