Ella tiene 14 años, fue violentada de muchas maneras por su familia biológica, sobre la cual hoy pesa una denuncia. Denuncia que hizo Carlos Rojas, su vecino, que junto a su familia la cobijó y protegió cuando hace casi un mes, ella llegó hambrienta, descalza y con poca ropa para pedir un plato de comida y lugar, luego de deambular por el monte por unos 3 dias. Desde ahi hasta acá, el estado-que teóricamente protege los derechos de los niños, niñas y adolescentes-hizo poco y nada para protegerla. Las oficinas municipales, la justicia y hasta las líneas de atención a la víctima de violencia de género, se desentendieron del problema.. En una época en que mucho se habla, se promociona y se trata de concientizar sobre la violencia de género y los derechos de los niños y mujeres: Mirna(nombre ficticio), sigue esperando respuestas.
Al igual que Carlos- quien tiene 4 hijos, una situación de extrema humildad, es trabajador rural- y de buenas a primeras, se encontró con que lo pusieron de «cuidador» de la menor. En su casa levantaron una pieza para la niña, construida con tablones con profundas rendijas por las que pasan el agua y el frío.
«Yo no sé que hacer, ya hice la denuncia en la linea 137, en la Comisaria de la Mujer y Juzgado de Familia, todos me atendieron muy bien, luego de 3 dias en mi casa, la buscaron un viernes y la llevaron al Hogar Mitaí desde la Dirección de Niñez y familia de la Municipalidad de Oberá, pero el martes me la trajeron de vuelta a mi casa, Yo no la puedo tener, no soy familiar ni tengo las condiciones para mantenerla, ella necesita atención médica y psicológica-continuamente se quiere suicidar- y ropa, calzados, yo no tengo nada», explicó compungido el solidario hombre que decidió ayudarla.
«Ella dice que está embarazada, no lo sé, pero si sé que no podemos tenerla. Le hicieron una pieza al lado de mi casa con una cama y tres frazadas, pero esta niña necesita más que eso. Mi señora no tiene DNI, nunca lo tuvo, tenemos ese grave problema que no podemos solucionar además, legalmente no podemos hacernos cargo, pero no le puedo echar a la niña, necesita ayuda y ya no sé a quien recurrir», puntualizó.
Destacó que es una niña amable, pero con muchos problemas que ellos no pueden solucionar. Sabe que tiene otros familiares, pero no los conoce. «Creo que los derechos del niño no le interesan a nadie, porque nadie resuelve nada», remarcó.
En la noche del miercoles último, debió ubicar a la niña en la misma habitación que su hijo de 9 porque en su piecita, construida por la Municipalidad, entra viento por todos lados. «Me citaron para darme la tenencia legal de la niña, pero yo no la puedo tener. La Municipalidad antes de hablar conmigo, ya habían llevado la casita para ella a mi casa, fue muy apresurado todo y sin consulta casi. La queremos ayudar, pero no podemos hacernos cargo,» indicó a MERIDIANO55.com.
Carlos vive sobre Ruta 5, límite entre Oberá y Alvear, no tiene teléfono y solo cobra una pensión de 5 mil pesos.
Alejandra Montero, titular del area de la niñez de la Municipalidad explicó que «la nena pidió estar con ellos, y ellos la quisieron ayudar. Queremos que estén bien, ella tiene problemas sin dudas, porque la violencia que refirió fué extrema. Entiendo que este hombre ahora no quiera porque se dió cuenta de lo que significa tenerla. Queremos que vaya un psiquiatra, las trabajadoras sociales iban a ir hoy para coordinar con salud pública para su atención», mencionó a pesar de que hace casi un mes la menor está en la casa de Rojas.
«El Sr está asustado con toda la razón del mundo, y vamos a ver cómo solucionarlo. La ley dice que puede alojarse a un menor en estas instancias con quien tiene un lazo familiar o afectivo. Tenemos actas de lo actuado», remarcó.
El Juez de Familia, José Moreira, manifestó a este medio estar en conocimiento de la situación. Sin embargo, hasta acá, la menor, sigue sin contar con contención y solución a su problemática y sus padres y familiares maltratadores sin ninguna responsabilidad sobre sus hombros. Doble violencia, por donde se lo mire.