¿Cuánto tiempo estás pendiente del celular?
¿Cuántas horas al día estás en las redes sociales?
¿Cuánto tiempo le dedicas a pensar y estar pendiente de los demás?
Hoy en día se habla mucho de las energías y obviamente hay un montón de interpretaciones sobre el tema. En ésta oportunidad, quiero traducir éste término “energía” por las acciones cotidianas que realizamos. Y no solo hablo de lo físico sino también mental, con los pensamientos.
Si lo pensamos en términos energéticos, como una pila o batería, necesitamos de ella para realizar todas nuestras actividades cotidianas, de ahí que a veces escuchamos “me quedé sin pilas”, “estoy bajo de batería”, etc.
Por eso es tan importante observar en qué estamos “gastando” nuestra energía para poder optimizar los recursos. Para ello hay que estar atentos y presentes en cada momento, especialmente cuando nos sentimos decaídos o cansados.
Estos días en el curso de formación en Bio decodificación que estoy haciendo, hicimos un ejercicio, donde debíamos traducir acciones a cantidad de tiempo o costo monetario. Por ejemplo: mirar el celu antes de dormir, ¿cuánto tiempo aproximado lo hacés? Ej: 10 minutos. Si sumaras ese tiempo por día, meses o en un año ¿de cuánto tiempo de tu vida estamos hablando?
Por otro lado, esos gustitos que nos damos, ya sea una golosina, ropa, vinos, etc. También traducirlos en dinero. Ej: si todos los días me como un chocolate, ¿cuánto me sale ese chocolate? Si sumo esa cantidad de dinero por mes y luego a un año, de ¿cuánto dinero estamos hablando?, ¿podrías reemplazar el chocolate por algo más saludable o alguna acción que no implique un gasto de dinero?
Acá no se trata de que hay cosas que están bien y otras que están mal, yo siempre apunto a que te cuestiones por qué en ocasiones te sentís mal y busco que reflexionemos juntos sobre aquellos hábitos que nos llevaron a un lugar donde muchas veces no queremos estar. Solo cuestionando e indagando nuestro mundo interior hallaremos las respuestas.
Además, todas esas acciones o comida son un efecto placebo. Es una manera de no profundizar en el tema emocional o cuestiones que quedaron sin resolver. Muchas veces, se escucha “cuando estoy mal me como un chocolate o tomo un helado y me pasa”. Lo que sucede en nuestro organismo, es que esos alimentos liberan las hormonas de la felicidad, por eso nos sentimos bien un rato, pero si no resolvemos la situación de raíz, el dolor o la tristeza vuelven. Se vuelve un círculo vicioso y en ocasiones nos volvemos adictos a una sustancia, alimento o acciones que no favorecen a la vida que queremos tener.
El tema es que, si dejo de comer o hacer eso que me “hace mal”, debo reemplazarlo con otra cosa, sino no puedo sostener ese nuevo hábito en el tiempo. Por eso recaemos y nos cuesta tanto mantener ese ritmo y estilo de vida.
Entonces, lo importante aquí es preguntarte ¿para qué quiero hacer xxx actividad? ¿qué busco sentir o experimentar? Y cuando nos ponemos un objetivo, siempre debe apuntar a nosotros, a lo que queremos hacer y cómo queremos sentirnos. Si buscás, por ejemplo, tener un buen cuerpo para conseguir pareja, estás depositando toda tu energía afuera, es decir toda esa acción está pensada y puesta fuera de vos. Pero si decís, voy al gimnasio para estar bien físicamente para poder viajar y hacer paseos por las montañas, caminatas o simplemente no tener dolores en el cuerpo, es ahí cuando te enfocas en vos y eso es lo que te motiva a mantener esa nueva conducta. Porque tenés un motivo para seguir afianzando ese nuevo hábito, esa energía está puesta en tu bienestar y salud.
La fuerza de voluntad, no es más que tener un objetivo claro dónde ir y actuar en consecuencia. A medida que repetimos esas acciones todos los días, se vuelven un hábito una costumbre en nuestro día a día. Y en la actividad física, también se libera la dopamina una de las hormonas de la felicidad.
Entonces la pregunta es, ese hábito o acción ¿qué está tapando?; ¿qué sucede cuando aparece la incomodidad de sentir? ¿sabés que hacer en esos momentos? ¿En qué otras cosas puedo ocupar mi tiempo?
Ya no podemos seguir con la farsa de que hay que estar bien todo el tiempo o seguir culpando a los demás por lo que nos pasa. Estamos en tiempos evolutivos como humanidad, donde cada uno debe hacerse responsable de lo que siente. Ya no se puede seguir guardando las cosas bajo la alfombra como se dice. Y la única manera de liberar esa energía guardada es sintiendo. No porque lo diga yo o porque para mí las emociones son una dimensión importante en las personas, sino porque hay un montón de estudios y profesionales reconocidos mundialmente que así lo expresan.
Aprender a sentir, es el nuevo desafío. Poder resistir ese momento de incomodidad, que nos atraviese y poder ver el mensaje que trae esa emoción es el desafío. Ir liberando esa energía, que no son más que emociones reprimidas, te cargará de pilas. Tendrás más ganas de ir por tus sueños y hacer las cosas que te gustan.
Las emociones como la tristeza, rabia y miedo no son más que alertas que debés prestar atención y ver que te falta en tu vida para poder seguir. Si no las observas, te consumen toda tu energía.
“No dejes que tus emociones te quieten tus sueños y ganas de vivir”.
Paula Vera
Docente-Coach
Instagram @Sentir._ok