• 23/11/2024 15:31

«Esta pandemia nos tiene que conducir a sanar todas las pestes como el narcotráfico, la corrupción, la violencia» Monseñor Bitar

En la homilía de este domingo 22, el Obispo de la Diócesis de Oberá, Monseñor Damian Santiago Bitar, llamó al cuidado de los más desprotegidos, pidió por las autoridades que deben tomar decisiones y reconoció el trabajo de los profesionales de la salud, fuerzas de seguridad, entre otros.

«Seguramente ninguno de nosotros imaginó este momento que vivimos en el país y en  el mundo provocado por  la pandemia del coronavirus. Hoy nos unimos en oración por el cese de la epidemia del dengue y la pandemia del coronavirus,. Además, pedimos por las autoridades que deben tomar medidas que nos cuesta aceptar, pero que son necesarias para el bien común. Roguemos también que no nos paralice el miedo, ni cunda el pánico, ni mucho menos nos aislemos de manera tal que dejemos de ayudarnos y custodiarnos unos a otros, sobre todo a los ancianos y a las familias más humildes. Por favor, pensemos en los que no tienen trabajo, y tengamos claro que quien aumenta abusivamente precios de alimentos y medicamentos para aprovecharse de esta situación, comete un acto de corrupción abominable, así también como el avaro que amontona pensando sólo en él» reflexionó.

«Un mosquito y un virus nos han frenado de golpe, nos han recordado que debemos cuidar lo de adentro porque lo de afuera es prestado, que desnudos salimos de vientre de nuestra madre y desnudo volveremos a él, que en verdad somos ciegos, aunque pensamos que “la teníamos clara». Esta pandemia que puso al mundo en jaque nos tiene que conducir, -como a aquel hombre ciego- hacia Jesús para que nos sane, no sólo de este virus, sino de las pestes y pandemias que desde hace tiempo -aunque por nuestra ceguera no queremos ver- nos están enfermando, debilitando y destruyendo. ¿No es acaso una pandemia la corrupción que sin duda mata?¿No es una pandemia mortal el narcotráfico, el consumo de drogas y el alcoholismo?¿No es una pandemia el aborto que liquida vidas inocentes?, ¿No es una pandemia la violencia, la descalificación y la falta de cuidado del medio ambiente? Decimos que vemos, pero en realidad no vemos. ¡Cómo nos cuesta el silencio, quedarnos en casa, encontrarnos, dialogar sobre nuestras vidas, comprendernos, no fugarnos! Cómo nos cuesta encontrarnos con nosotros mismos, decirnos la verdad, hablar sinceramente con el Señor y decirle, ¡¡Señor quiero ver!!

Monseñor agregó que, «en estos tiempos difíciles por la pandemia el Papa Francisco nos propone la concreción de las pequeñas cosas, las pequeñas atenciones que hay que tener hacia quienes están cerca. Entender que en las pequeñas cosas está nuestro tesoro. Hay gestos mínimos, gestos de ternura, de afecto, de compasión que son decisivos. Por ejemplo, un plato de comida, una caricia, una llamada telefónica. Son gestos familiares de atención a los detalles de cada día que hacen que la vida tenga sentido y que haya comunicación y comunión entre nosotros».

Este momento también es una oportunidad aseguró Monseñor. “Nos veremos obligados en este tiempo a cambiar estilos de vida y hábitos de consumo. Tal vez viviendo con mayor austeridad, mayor sencillez, podamos redescubrir nuevos modos de vínculos entre nosotros, que nos permitan reflexionar sobre temas en los que habitualmente no pensamos. No nos fuguemos, quedémonos en casa. No tengamos miedo a encontrarnos, escucharnos, a charlar cosas que tal vez no hablamos nunca con los padres, los hijos. No tengamos miedo a hacer silencio para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Nos puede hacer mucho bien esta crisis, si la tomamos como una oportunidad para crecer o para tener presente cuestiones que en el trajín acelerado de cada día, perdemos de vista. No tengamos miedo de hacer la pausa, de cambiar de marcha, aunque sea a la fuerza. Aprovechar esta circunstancia donde todavía el agua no nos llegó al cuello como en Italia. Hagamos de la crisis una oportunidad para valorar muchas cosas, para pensar en los que más sufren y fortalecer aspectos de la vida familiar que a veces descuidamos por el consumismo o por el ritmo acelerado, superficial que llevamos. En estos tiempos menos celular y más oración” manifestó.