Es de público conocimiento estas palabras, las fake news o bulo en español, hacen referencia a las noticias falsas propaladas con algún fin específico. ¿Pero por qué creemos en estas noticias?
Históricamente la idea de inventar información ha servido para debilitar al poder, para ganar poder y, tener control. Es el caso de los Libelos a partir del siglo XVI, un género literario, un libro pequeño de contenido saritico, insultante o difamatorio, que es escrito desde el anonimato y bajo seudónimos.
En el siglo XVII durante la guerra de sucesión española, los panfletos fueron importantes para poder persuadir a la población que apoyara las ocupaciones. La corte y su trabajo literario periodístico lanzaban “Tratadillos” y demás datos con el fin de que la sociedad apoyara a la monarquía.
En agosto del año 1835 se publicaron una serie de artículos en el diario “The Sun”, en la ciudad de Nueva York, una serie de artículos sobre descubrimientos de vida luna. Relatando en cada artículo descripción de ríos, bisontes, gacelas etc. Se le atribuía este descubrimiento a un científico de nombre John Herschel, un matemático inglés. La fama de estos artículos llevaron a otros diarios a realizar sus propias conclusiones e incluso a fingir que tenían en su poder los artículos originales de la investigación. Meses después el mismo John, que se encontraba en la Ciudad del Cabo realizando una investigación, se entera sobre los artículos y sobre las publicaciones, no solo de “The Sun” sino de otros medios de comunicación; cuando jamás había hecho tales observaciones de la luna.
El 30 de octubre de 1938 Orson Welles dirigió un narro un episodio especial de Halloween, la adaptación de la novela “Guerra de los mundos” de Herbert Wells, y conmociono a todo un estado. La transmisión comenzó narrando la llegada de extraterrestres a la tierra y genero pánico colectivo en los ciudadanos. En todas estas situaciones de noticias hubo un consenso invisible sobre la veracidad de las mismas.
En esos años la idea medios de comunicación hacían alusión a específicamente panfletos, diarios o radio, pero hoy en pleno año 2021 los medios de comunicación no se reducen a medios informativos, sino hacen referencia a las diversas maneras de comunicarnos, entre ellas las redes sociales. Estas son manejadas por cualquier persona que posea un celular y acceso a internet. Y dentro de ese mundo, así como en el pasado, existen noticias falsas que se repiten sin cesar en las redes, en los grupos, en los foros; que son compartidas y reproducidas millones de veces. Hay algunas aplicaciones como WhatsApp que poseen funciones para verificar los mensajes que se han compartido muchas veces. Y es en este punto donde radica la razón por la que nos creemos las Fake News: el efecto de falso consenso que provocan los miles y miles de clics. Las reproducciones, los likes, la cantidad de veces compartida es el acuerdo invisible que existe entre la noticia misma y la cantidad de personas que lo avala, esto lleva a la seguridad de que tal noticia, video o audio posee la credibilidad de, a modo de ejemplo, 20.000 personas que compartieron dicha noticia en sus redes.
La cantidad de likes, veces compartida, las reproducciones no son indicios de credibilidad y ante la incertidumbre de no poder distinguirlas diariamente se debe optar por los contrastes de información, origen de las publicaciones, año en el que se publicó, autor de la noticia y no quedarse con la imagen o el título. Y así no caer ante intereses de otros.