El Párroco de la Catedral San Antonio de Oberá, Ariel Manavella, retornó de su viaje a la ciudad del Vaticano, Roma, Italia, como integrante del grupo Misioneros de la Misericordia, instituido por el Papa Francisco con alrededor de quinientos sacerdotes de todo el mundo. Entre ellos seis de Argentina. El objetivo del encuentro que se realiza periódicamente es reafirmar el compromiso como misioneros, compartir experiencias entre pares y con el Sumo Pontífice.
“Quiero compartir la alegría de ser parte de este grupo que dice el Papa tiene que ser testigos del amor de Dios que perdona siempre. Que perdona todo, que es incondicional. La misericordia es la primera palabra que Dios dirige a la humanidad y será la última palabra el día que nos encontremos cara a cara con él, en la vida eterna. Por eso nos anima a confiar infinitamente en la misericordia de Dios. Es el mensaje que tenemos” agregó.

Sobre la experiencia, el Párroco, reconoció que lejos de lo que se puede interpretar, se trata de consolidar aún más la tarea en el lugar de destino. “Tuve la oportunidad de celebrar la primera misa en las grutas de la Basílica Vaticana, junto a otros tres sacerdotes argentinos que viajamos. Luego iniciamos las actividades que estaban previstas, algunas de formación, intercambios con los otros sacerdotes, distribuidos por grupos lingüísticos. Estuve con otros veinticinco de habla hispana. Allá recibimos mayor fuerza para retornar e involucrarnos cada vez más en nuestro lugar. Este es mi lugar, esta es mi misión para desempeñar” remarcó.