Ver un amanecer.
-Disfrutar de la risa de tus hijos.
– Admirar la belleza y colores de una flor.
-Sorprenderse con la llegada de un arco iris.
-Ese abrazo en el momento preciso.
– El silencio y escucha de un amigo/a que no juzga.
-El bienestar luego de una actividad física.
-El paseo con tu mascota.
-La Paz y calma de un atardecer.
-La alegría de jugar con tu mascota.
– La tranquilidad de que tu familia tenga salud.
– La llegada de la lluvia que calma y limpia nuestra mente de la rutina.
– Bailar un tema lento, sintiendo a tu pareja.
– La briza fresca en una tarde de verano.
–El poder sentir el olor de tu comida favorita.
-Darte una ducha para limpiar el cansancio de un día de trabajo.
-El olor al pasto recién cortado.
-Ese abrazo en el momento justo.
– Las palabras de aliento de las personas que te aman.
– Las risas compartidas con tus amigas/os.
-El tener alguien en quien confiar.
-Tu Paz y bienestar con tu propia compañía.
– La satisfacción de saber que te estas ocupando de vos, a tu ritmo y con aceptación.
– La tranquilidad de saber que no tenés que cumplir con las expectativas de nadie.
– El cariño de tus padres y los momentos compartidos en familia.
– Ayudar a alguien, aunque sea un desconocido.
– El saber que tu compañía y presencia le hace bien a los demás.
-La demostración de afecto de tus amigos, ya sea en palabras o acciones.
– Esa charla con tu mamá o papá, que sana, que nos libera a ambos.
– El poder estar y acompañar a tus hijos en su proceso de crecimiento.
-La compañía y apoyo de tu pareja.
– Hacer el amor y la conexión, mas allá de lo corporal, con la persona que AMAS.
– El disfrute y silencio de la naturaleza.
– Lo que podemos aprender de la naturaleza y los animales, si nos permitimos.
-La sorpresa de un regalo hecho con Amor.
– Recibir una carta donde te expresan su AMOR.
-Disfrutar de una comida en familia.
– Los nervios y alegría de encontrarte con la persona que AMAS.
– Jugar con tus hijos.
¿Qué le agregarías?
Muchas veces nos enroscamos en la rutina. En la costumbre de hacer las cosas de una manera. Ir por el mismo lugar a trabajar y que se haga invisible, porque nuestros pensamientos están en otro lado.
Uno de los desafíos más grandes que tenemos las personas hoy en día, es “parar nuestra cabeza”, dejar de darnos manija y ver solo las dificultades. Esto nos impide afrontar la situación de una manera responsable y teniendo en cuenta los pros y contras de la situación.
¿Se acuerdan que, en la nota anterior, les contaba de los tres cerebros? Últimamente solo nos enfocamos en uno. El negativo. Y es que el pobre tiene tan mala fama, que ni siquiera queremos prestarle atención porque nos generan esas emociones tan desagradables, como el miedo, la rabia, ansiedad, vergüenza o culpa.
Entiendo que las situaciones cotidianas nos sobrepasan, también a mí, por supuesto. A veces quedo loca y me enredo en la mala onda, caigo en ese pozo de pensamientos negativos, pero que no me llevan a nada. Solo me hacen sentir peor y la situación no se soluciona.
Aun sabiendo todas estas cosas, que les cuento sobre el cerebro y las emociones, en ocasiones recaigo, me siento mal y no veo la salida. Es que llevamos años de programación distorsionada y enfocada solo en lo negativo.
Les cuento esto porque muchas veces las personas creen que se puede estar felíz todo el tiempo. Para empezar, hay dos cuestiones que debemos tener en cuenta: por un lado, está nuestra biología, la felicidad es efímera porque, luego de un rato, nuestro cerebro vuelve a estar atento. Recordá que su función es protegernos. Y, por otro lado, esta mirada más actual, que es “yo puedo elegir estar felíz, a pesar de la situación difícil que atraviese”. Esto lo iremos logrando, en la medida que nos vayamos conociendo y entendiendo que los problemas o dificultades son parte de la vida. No son los problemas sino la forma en los que los superamos lo importante. No dejar que nos sobrepasen, sino verlos como una manera de aprender algo nuevo. Estoy segura, que tienen un montón de aprendizajes, luego de atravesar algún problema personal.
A veces me ven y dicen, “vos no tenés problema”, porque me río o en la mayoría de las veces soy optimista. Pero es importante hablar sobre el proceso de la vida. No siempre estoy disponible y de buen humor. Tengo mis momentos de “crisis”, -cuando busco no juzgar la situación y recablear mi cabeza, ir modificando maneras de pensar. Si no paro, no puedo ver el aprendizaje. No es algo lineal. No es que va a desaparecer todo ese mal-estar con esas emociones displacenteras. La invitación aquí, es aprender a mirarlas y ver qué información nos traen, esa es la función de las emociones, nos ayudan a adaptarnos a las diferentes situaciones de la vida cotidiana y están muy ligadas a los pensamientos. Aquello que refuerzo con mis pensamientos, se convierte en hábito. Por ej: uno de los problemas más frecuentes en la escuela, es la temida lección oral, ni siquiera es por lo que “deben” estudiar y saber, sino que no saben cómo lidiar con la exposición, tienen más miedo a la “crítica” que a la experiencia en sí. Todavía está instalado que la “evaluación” es juzgar a la persona y en realidad, se evalúa su desempeño como estudiante, su proceso. Si no se permiten “ver” estas instancias de otra manera, se pierden todo el aprendizaje que hay detrás de ésta acción. Pensar que ese esfuerzo cognitivo, es para desarrollarse en otras habilidades, por ej: mejorar la capacidad de comprensión, a generar un hábito bueno de estudio, organización, capacidad para hacer foco en un objetivo y cumplirlo, resolver problemas o inconvenientes, todas estas son algunas de las habilidades que necesitamos las personas hoy en día para vivir. En definitiva, son recursos que te sirven para la vida. Organizarte con los tiempos, a ser responsable, a poder expresarte con tus palabras y poder relacionar el texto con la realidad actual. Conocer aspectos tuyos que no conocías, etc. La mayoría de los estudiantes lo hacen para cumplir y no se dan cuenta, de todos los aprendizajes complementarios al tema que están aprendiendo.
Siguiendo con el tema de aprender a “ver otra forma de ver”. Durante muchos años de mi vida, caí en el patrón de comportamiento de la felicidad o alegría ficticia. Como les conté, era algo inconsciente y donde la mayoría de las personas lo hacían, incluso hoy en día. A través de las redes, podemos ver la “vida felíz y extraordinaria de las personas”, pero todos o quiero creer, ya vamos tomando consciencia de que esa no es toda la verdad. No es que esté mal, sino comprender que el ser humano, se construye a diario a través de las diferentes situaciones que suceden en nuestra vida, nuestras relaciones e interacción con la sociedad lo que nos va desafiando diariamente.
Como les conté en uno de los artículos anteriores, hago yoga, y la finalidad de esta práctica para mi es, poder comprender los mensajes de mi cuerpo, aprender a habitar mis silencios y ver qué información me traen y, sobre todo, integrar esas enseñanzas con la vida cotidiana. Es como en la época de Jesús o los que siguen una religión, el verdadero desafío es vivir y actuar como lo hacía Jesús. Es re fácil relacionarme con alguien que piensa igual que y, tiene los mismos gustos y objetivos. La verdadera práctica, es tratar igual a los que sienten y piensan diferente que yo. Pufff, tema para otra nota.
Lo que busco transmitirles hoy, es hacer pequeños cambios en tu vida cotidiana, que te lleven a sentirte mejor. Para eso tenés que saber ¿qué sería sentirte mejor? ¿cómo quisieras que sea tu vida?, lo mayoría de las personas, quieren tener Paz, que nadie les joda. Pero en realidad, la Paz viene de nuestro interior. Solo voy a tener Paz, cuando no tenga expectativas y creencias de cómo las personas “deberían actuar”. Ahí está el tema. Recuerdan la frase ¿“mi verdad puede que no sea la verdad del otro”?
Una vez alguien me dijo y me enseño una lección super linda sobre “la libertad”, decía “yo le dejo ser a las personas”, wau, para mí es todo un reto eso, aceptar completamente a las personas con las me relaciono, todavía no lo logré, ojo, ese es mi objetivo y lo que busco, esos son mis desafíos personales. Eso, por un lado, pero por otro, me quede pensando en los límites. Vieron que yo tengo todo un tema con esto, a partir de que me di cuenta de la importancia de saber marcarlos en mi vida.
“La libertad de los demás está bien, siempre y cuando no sobrepase mis límites”. Y acá no quiero cae en las cuestiones sociales con los paros, quiero hacer hincapié en nuestra rutina, en la vida cotidiana y con las personas que amamos. Ahí están las verdaderas posibilidades de aplicar todo esto que les comparto. Porque, al fin y al cabo, esas son las cosas que se van acumulando y terminamos explotando en el lugar y con las personas equivocadas.
¿Podés poner límites a tus hijos, con tu pareja, a vos misma/o?
¿Qué acciones nuevas incorporaste en tu vida para sentirte mejor?
¿Podés nombres 5 cualidades positivas tuyas?
¿Qué cosas agradeces de estar viva/o?
¿Cuáles de las cosas gratuitas, que te mencioné, disfrutas?
¿Cuál es la frase o canción que te anima y te da fuerzas para seguir?
¿A quién agradeces de tener en tu vida? ¿le dijiste lo importante que es o son para vos?
El presente, es un regalo. Por eso se llama presente. Disfrútalo.
Me despido con una frase, que me pareció super poderosa.
“El control es la forma de AMOR del ego. Somete al amado a sus leyes, impidiendo que viva desde su propia esencia. Todo juicio, viene del miedo”.
Paula Vera
Docente-Coach
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