Este último 17 de diciembre, se cumplieron 44 años del asesinato de Susana Ferreyra, docente y militante de la Juventud Peronista, del Frejuli en 1973, y a partir de 1975 del partido Auténtico, sector aliado a las luchas agrarias y obreras. Falleció en manos de la dictadura argentina y para recordarla algunos familiares y amigos de la CTA realizaron una intervención en esa fecha en el Cementerio municipal de Oberá donde está su tumba. También en la fecha se recordó a Pedro Peczak, quien se encuentra inhumado en Los Helechos.
Sus hermanas Graciela y Marta Ferreira, desde Neuquén las recordaban como «una mujer militante, profundamente convencida de que una sociedad justa en lo económico y lo social se lograría a partir de la distribución de la riqueza. Y en Misiones se organizaban, antes del golpe de 1976 y luego de esta acción cobarde y genocida. Militantes agrarios y del frente político se organizaban».
«Nuestra hermana fue secuestrada en el interior de la provincia de Misiones cuando tenía 28 años. Mis padres y nosotras recibimos su cuerpo azorados, casi inmóviles contemplando ese cajón lacrado del que pendía un cartelito con el nombre de Susana y un sobrenombre en aquel diciembre de 1976. Solo podemos decir, queridos compañeros que Susana vive en cada uno de uds, los que no se resignan y luchan por construir justicia en esta sociedad esencialmente desigual. Susana presente, hoy y siempre», señalaron.
La intervención contó con banderas y pañuelos del «Nunca Más» y presencia mayoritaria de mujeres, destacando la figura de Susana en cuanto a la persecución a mujeres en la dictadura cívico militar.
Lida Martinez Chas, antropóloga y una de las participantes remarcó que «esta historia aun está relativamente oculta, no la hemos extendido a la comunidad, hay que contar esto y difundir. Convoco hoy a parir esta historia de vida de Susana, que no puede quedar olvidada, son personajes presentes pero olvidados», mencionó.
También hablo Ana Peczak, hermana de Pedro quien recordó como toda su familia fue perseguida y como todos los hombres de la familia estuvieron presos y las mujeres quedaron solas, todo en aras de defender los derechos de los campesinos y de los trabajadores.
«El equipo de antropología forense contó luego de la autopsia a mi hermano Enrique cómo la habían torturado y masacrado a Susana, por eso él decidió no hacer la autopsia de mi hermano Pedro, era muy duro, muy cruel», insistió Ana. En el acto también estuvo Graciela Franzen, otra sobreviviente de esa epoca nefasta de la Argentina
