A minutos de mi primer vuelo tu recuerdo me llevó a la tierra,
Aterricé antes de llegar al cielo y cómo aplasta nuestra gravedad.
Mi vuelo a punto de llevarme lejos y con el corazón latiendo cerquita de tu esencia de ave fénix.
Nos elevamos, nuestros cuerpos contenidos por la gran bestia con alerones,
Todo nuestro mundo pareciera alejarse y estar tan cerca al mismo tiempo, a un salto de distancia.
El cielo está a nuestros pies
Cordilleras de nubes cubriendo el horizonte blanco y celeste.
Las calles como serpientes coloradas exponen sus curvas
El agua se expande en su gran cause
Y nuestros territorios parecen cuadraditos de un gran puzzle construido al andar
Su blancura celestial me calma,
si alguna vez sospeché que podías ser un ángel, hoy se que fuiste habitante de las alturas.
Dedicado a Gabriela Cardozo, gran amiga y hermana de vuelos expresivos colectivos.
