Una mueca, un atisbo, el destello de un ‘todo’, el dibujo de un
engranaje gastado o el dibujo gastado de un engranaje que se las
arregla para encajar en ese ‘todo’ que no es más que un gran error,
que no se borra pero tampoco crece, se acopla a otros y se
construye en células asimétricas y multiformes, infinitas, poderosas;
un todo omnisciente que guía mis caídas y las justifica para el bien
de su estética.

Soy parte.
Estoy atrapado; la contribución y compromiso con el daño es
ineludible.
Bienvengo de manera efusiva la hora de mi intervención que sirve
de alimento a este monstruo confuso que busca su forma en mil
nombres.