-Te parece si pedimos una pizza? No tengo ganas de cocinar y me imagino que vos tampoco.
-Otra vez pizza, no! Estoy podrida de pedir comida, vamos a ver lo que hay.
-Bueno, como quieras, pero yo no voy a poder cocinar nada, sabes? Tengo que terminar eso que estoy haciendo.
-Si, si, no te preocupes, yo me encargo. Anda tranquilo.
-Dale.
Al rato, él tiene hambre.
-Y, como va eso?
-Ya estamos, un ratito más y sale.
-Que hiciste?
-No te preocupes, lo tengo todo bajo control! Seguí con lo tuyo, enseguida comemos.
-Ya terminé! Una parte por lo menos. Ahora comemos y después sigo. Falta mucho?
-Y mira… depende. Algo ya salió. Hice un arroz para completar lo que había en la heladera. Por ahí alcanza.
-Esa salsa que sobró de ayer? A mí no me gusta. No hiciste otra cosa?
-Y no sé, me parece que iba a alcanzar con eso. Pero no te preocupes, te preparo una ensaladita.
-Una ensaladita con el arroz? Pasa que tengo hambre! No pensaste hacer algo más, para mí?
-Bueno, pero eso está bien! Como yo iba a saber que tenías tanto hambre! Hice un arroz, pensaba que iba a alcanzar! Qué sé yo!
-No te preocupes, voy a ver qué me preparo. A ver en la heladera… no hay nada, che, que podemos hacer?
-No te va con una ensaladita? Tomate y lechuga, y le agrego algunas semillitas que vi que hay.
-No! Yo tengo hambre, entiendes? Hambre!
-Bueno, tampoco te pongas así, que culpa tengo yo?
-No tenés ninguna culpa, solo que me iba a gustar poder seguir con lo mío y no tener que parar para cocinar algo para mi, si vos decías que te hacías cargo!
-Y dejá entonces! Ahí veo en el freezer para descongelar algo y listo! En un ratito ya está.
-No, eso va a tardar una eternidad! Voy a pedir una pizza, va a ser más rápido. Y mejor todavía, si te descuidas. Si yo pedía pizza cuando te dije, ya estaría acá y estaríamos comiendo en lugar de discutir así.
-Y como yo podía saber que tenías tanto hambre? Pedite tu pizza entonces y deja de joder, no te pongas así nervioso, por una comida, nada que ver!
-No me pongo nervioso, solo me iba a gustar tener resuelto el tema de la comida y no tener que hacerme cargo de la comida ahora, si vos me dijiste que lo hacías!
-Pero ya está! Tema resuelto, pedí tu pizza y deja de joder! Déjame en paz! Tanto que cocino para vos ya al final me tengo que tragar tu mal humor todavía!
Y así siguieron hasta que el arroz estuvo a listo, diez minutos después. Lo comieron en silencio, cada uno reflexionando sobre la bronca que le hacía pasar el otro, sin solucionar nada; ambos quedándose con las ganas de darle un cierre a la discusión, pero sin encontrar la forma de hacer desaparecer la irritación que le provocaba la actitud del otro.