Nunca vi a nadie con semejante porte.
Es de esas personas que van por la vida diciendo verdades, verdades de otros, verdades a otros.
Boca siempre roca, las palabras salen prendidas fuego.
Cejas tatuadas que le imprimen una expresión siempre estable, impoluta.
Tono de voz que no necesita ser estridente para imponer.
Menton que forma un ángulo mucho mayor a los 90 grados.
Tacones aguja de los que nunca se va a bajar.
Tintura constante, químico encubridor de raíces.
Nada de lo que hagas será tenido en cuenta, solo tus errores.
Como la profe de quinto grado que con los anteojos ubicados a media nariz te corregia con una birome roja, tachando los errores con tanta fuerza que era capaz de traspasar varias hojas. Nada de caritas felices y corazones.
Pero parece que la vida es así, nadie puede dar aprobación sin nunca antes haberla recibido.
