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Múltiples Existencias: SIN TIEMPO

Mar 7, 2021

MÚLTIPLES EXISTENCIAS

La mente está condenada al eterno presente de la percepción y la conciencia. Eso dice el Gurú que nos guía hacia nosotros desde la absoluta ignorancia de las revelaciones de su propia percepción. La gente y las gentes necesitamos de él/ella, sea quien sea él/ella, el guía que nos toma de una mano y nos lleva hacia la purificadora niebla del Ganges o del Acaraguá, o el Tuichá. Lo importante es Creer que nos encontraremos tal vez a través de la palabra, aunque esta no sea siempre certera.

Múltiples existencias es una conjunción de voces dentro de vos, un instante en el aire podrido del mundo que nos dieron, una mente única construida a través de la ruptura del lenguaje donde viven de juerga los ejércitos asimétricos de la belleza.

Sin tiempo (por Aníbal De Grecia) 

Nos acostamos temprano como de costumbre, casi luego del atardecer, ella está muy cansada, fue un día duro, la llovizna y la humedad nos perturban las viejas articulaciones y los huesos, todo el cuerpo.

Antes dormir nos acurrucamos en posición fetal a la izquierda; en posición fetal a la derecha. Cambiamos cuando se entumece el brazo que queda abajo, quedamos paralelos boca arriba, tomados de la mano que queda del lado del cuerpo del otro, es mi mano derecha la que toma su izquierda. Es un ritual inevitable hasta que nos dormimos…

Siento que me elevo, estoy dentro de una casa grande, alta, húmeda; no es la nuestra, soy un huésped con pánico mirando por la ventana, tengo sed, quiero beber de la neblina pero no puedo, necesito agua.

Abro los ojos, estoy agitado,

puedo sentir mi corazón latiendo, no a alta velocidad pero golpea con fuerza mi pecho, trato de ignorarlo. Lo ignoro.

Giro hacia ella, pongo mi brazo derecho por debajo de su cabeza, con mi brazo izquierdo la abrazo por debajo de su brazo derecho; mi almohada está por encima de la de ella. Mi pierna derecha, pasa por encima de su muslo izquierdo que es el que queda abajo y al final pongo mi pie por debajo del suyo. Mi pierna izquierda la abraza y justo por debajo de sus nalgas, cae sobre la cama.

Me duermo.

Mi corazón late fuerte, cada vez más; quiere salir, siento que se deshizo de las costillas y se abre camino, de repente se cansa, se pone lento, lento, más lento

se detiene.

Sé que debería angustiarme por esto pero es un alivio no escucharlo ahí, no sentir que sacude mi cuerpo. Ahora no se mueve o no está, tal vez se fue.

Tengo sed, hay mucha neblina pero no puedo beberla, intento soñar con un vaso de cerveza.

Ya no puedo imaginar nada.

Me siento tan bien, han pasado horas tal vez y mi brazo no se entumece, ya no tengo sed, mi corazón no molesta. Ella está tibia, tan tibia.

Está amaneciendo, intenta moverse pero no puede, claro la tengo aprisionada con mi cuerpo. Sonrío…

Voy a dejarla salir.

No puedo mover los brazos, el cuerpo no me responde. Ella empezó a agitarse, está llorando, está atrapada entre mis brazos y no puedo liberarla. Ahora grita. No entiendo, sigo intentando, se lo digo pero no me escucha.

Ahora es su corazón el que parece que va a estallar.

No puedo liberarla. Grita, se sofoca, se retuerce, implora.

Pasaron varias horas después del amanecer. Ya no intenta salir, su corazón se calmó, no siento su respiración, no puedo ver su rostro, ya no está tibia como antes. No puedo moverme.

Ya no tengo sed, todo está quieto, no siento murmullos en mi cabeza.

El tiempo no es el mismo. Las palabras se están rompiendo.

Odneipmor nátse es sarbalap saL