Prestale tu juguete a tu amiguito
Invitale a tu hermana
Dale un beso a la abuela
Saluda cuando llegues a un lugar
Decí muchas gracias
Pedile perdón
Las buenas costumbres que a través del tiempo nos van moldeando nuestra vida y que forman parte de los buenos “modales o costumbres”. ¿a ustedes les enseñaron a recibir y sentirse merecedores?
Ya sea de algún halago, cuando nos hacen un regalo, nos hacen un cumplido, reconocen nuestro talento o alguna habilidad.
El otro día en la escuela surgió éste tema. Un chico contaba que se fue a tarefear con su papá y luego cuando su padre le quiso pagar por su trabajo, no lo acepto. Sentía que no se merecía.
Realmente no dimensionamos estas cosas que damos por sentado o yo soy muy hincha e insistente con ellos. Pero la verdad que son muy pocas personas las que aceptan sin hacer algún reparo en los halagos o cumplidos.
Y así vamos por la vida mendigando amor, pero sin querer que nos digan a nos lo demuestren.
Buscando alguien que nos quiera y cuando lo encontramos tenemos miedo de perderlo debido a nuestra inseguridad.
Dando, dando y dando ya sea tiempo, regalos o abrazos, pero esperando en secreto que hagan lo mismo con nosotros.
El ser humano es el animal más indefenso al nacer. Necesita de muchos cuidados y sobre todo amor. El contacto físico es fundamental, caricias, mimos, palabras amorosas son casi más importantes que los alimentos.
¿Qué te decían de niño/a? ¿Cuál era la condición para que obtengas algo que querías?
Seguramente algunas de ellas son: hace la tarea y después vas a jugar. Come toda la comida y después tenés el postre. Si te portas bien te compro un regalo. Portate bien sino no viene Papa Noel. O sino, le reforzaban con el miedo. Portate bien sino viene el viejo de la bolsa o le llamo a la policía o te llevo al doctor que te ponga una inyección.
Con esas ideas de miedo, carencia y no ser merecedores de lo que queremos, hay muchas personas que no saben disfrutar de lo que tienen o lo que la vida les da. Es que el hombre es un animal de costumbres dice la frase, aprendimos que debo “hacer algo” para ser digno de tener eso que quiero.
Ya es bien conocido el tema del poder de las palabras. Más viniendo de los adultos que nos cuidan y a los cuales queremos. Estas palabras quedan grabadas a fuego en nuestra cabeza y por más avances y logros que tengamos no logramos percibirnos como ganadores o merecedores de que nos vaya bien en la vida.
¿Cuáles son las frases que más escuchabas cuando eras chica/o? ¿Esas frases te potenciaban o te humillaban? ¿te hacían tener confianza en vos o te volvían más insegura/o?
Quedo grabado en nuestro ser que debemos hacer algo primero, antes de recibir eso que queremos. Esforzarnos y sufrir para obtenerlo. Nadie nos hizo ver que podíamos hacerlo, pero con alegría, disfrutando el viaje. Aprendiendo más allá de los resultados.
“Yo no corrijo problemas, corrijo mi pensamiento. Luego, los problemas se corrigen a sí mismos”. Louise Hay
Esta mujer, Louise Hay, es muy conocida por utilizar afirmaciones positivas en la vida cotidiana. Las cuales nos ayudan a reprogramar nuestro cerebro con palabras que nos potencien y llenen de optimismo. Obviamente que no es de un día para el otro. Se debe volver un hábito. Recordá que no podemos sacar algo del cerebro sin poner otra cosa. No puede haber vacío sino ir cambiando una cosa por otra.
Hay muchos estudios que hablan de la neuroplasticidad de nuestro cerebro. Cuando más lo usas más fuerte y joven se vuelve. Mover el cuerpo y la vida social también son fundamentales para el desarrollo de nuevas neuronas y nuevas conexiones.
No somos nuestras emociones. No somos eso que dijeron que somos, esas palabras hirientes que tal vez fueron un patrón aprendido por los adultos que nos criaron y nos lo dijeron sin saber el impacto que tendrían en nuestra vida.
Por eso no es de extrañar el enojo en las personas, cansadas de dar, de aportar el granito de arena y no ser correspondidos de alguna manera.
Pero qué desafiante es aceptar la realidad. No hay mayor crisis en una persona cuando se enfrenta a una realidad que no le gusta. ¿Cómo mantener la Fe, la esperanza o el optimismo?
Sin dudas en esos momentos no vemos el trasfondo. Claro que duele, que nos enoja, que lloramos y nos negamos a creer que estén sucediendo estas cosas. En ocasiones caigo en esos momentos donde no me quedan fuerzas y luego de llorar, liberar esas emociones en mis silencios vuelvo a elegir qué camino seguir. ¿Qué me trae Paz? ¿Qué le da felicidad a mi ALMA?
El camino de autoconocimiento, no es lineal. A veces avanzamos, a veces retrocedemos, a veces necesitamos quedarnos quietos en un lugar, observar y ver que nos está mostrando la situación para luego seguir más livianos.
¿Qué sentís cuando recibís un regalo? ¿Sentís que tenés que devolver el gesto a esa persona? ¿De dónde aprendimos que solo debemos dar? ¿A alguien de ustedes les dijeron que se merecen todo lo que tienen y mucho más? Esas frases como “mejor pobre y honrado” tan limitantes en nuestras vidas y que muchas veces sentimos culpa por disfrutar de nuestros logros.
Una de las cosas que más les cuesta creer a mis estudiantes, es que ellos pueden salir adelante, que pueden lograr sus sueños. Que se merecen una vida mejor.
¿qué hace que las personas se queden en un lugar incómodo o difícil? ¿qué es lo que les frena y no ir por algo mejor? ¿se acostumbran a esa vida? Y no quiero caer en la crítica de aquellas personas que apenas tienen para comer. En ese caso, su única preocupación es pasar el día, su mente no tiene fuerzas para planteamientos existenciales. Hay cuestiones básicas de supervivencia que deben ser atendidas antes de reflexionar sobre sus sueños. No digo que no lo puedan lograr, sino que hay otras prioridades en su vida. La pregunta es para aquellas personas que tienen todas las necesidades básicas cubiertas y, aun así, permanecen inmóviles ante los desafíos de la vida.
“Todo sucede sin esfuerzo, por sincronías.” David Hawkins
En base a ésta frase ¿y si todo vuelve según la emoción con la que damos? ¿Por qué nos cuesta creer que no podemos tener la vida que soñamos?
En su libro “Dejar ir” el Dr. David Hawkins nos comparte sobre “la aceptación” en el capítulo 10.
En la aceptación, disfrutamos de la experiencia de la armonía. Sentimos que los acontecimientos fluyen. Nos sentimos seguros. Podemos estar al servicio de los demás sin sacrificarnos. Aparecen las sensaciones “estoy bien”, “estás bien” y “todo está bien”. Tenemos sentimiento de pertenencia, conexión, plenitud, amor y comprensión, y la sensación de ser comprendidos. Es una sensación de cariño, calidez y autoestima. Debido a la seguridad de este estado, podemos permitirnos ser indulgentes apacibles y naturales. Hay alegría, nos sentimos “en sintonía” y relajados. Tenemos la sensación de que todo está bien por el simple hecho de ser nosotros mismos. (pág 165)
Confiar en que la vida siempre nos regala oportunidades para disfrutar. Solo hay que aprender a verlas y recibirlas.
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Paula Vera
Docente-Coach
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