• 23/11/2024 06:15

Reflexiones entre equívocas y univocas: Aprovechar/aprovechamiento (por Juan Oviedo)

Aprovechar un lugar o aprovecharse de él son dos cosas “distintas” y planteo extensible a todo orden de la realidad social, cultural, política etc., ¿cuándo se aprovecha un lugar?, cuando en ese lugar hay condiciones y se pueden desarrollar las capacidades y habilidades personales, sean esas “las que sean”, oficio, profesión, dirigencial, brindando servicios, en estos casos hay una suerte de “equilibrio” entre la acción personal y de un contexto necesitado. Vamos al otro ejemplo, ¿cuándo me aprovecho del lugar?, cuando alguien está posicionado y crea para sí, una red de relaciones para “forzar” decisiones a su favor, tener capacidad de veto y poder de decisión como es el -tráfico de influencias-.Ahora, ¿cómo se visualiza y se percibe la gestión del presente gobierno en términos del aprovechar o del aprovechamiento?, según la exigencia del contexto, pues si responde a esas exigencias podemos decir que está “aprovechando” su oportunidad, pero de no ser así, su gestión será un franco “aprovechamiento” personal, sin embargo, hay que tener en cuenta algo esencial a la hora de definir por una u otra definición, que el contexto -no es- algo ¡homogéneo!, puede ser el de la gente, puede ser el del Estado, puede ser el empresarial, lo que genera el problema de legalizar, a cuáles de los contextos de debe apelar para validar la “definición” que el -gobierno- está “aprovechando” o por el contrario, es un mero “aprovechador”.

Si la gente “vio” en Milei una instancia para aprovechar un cambio de las devaluadas gestiones pasadas a “favor” de ellos, bueno, ellos ¡fracasaron!, ahora. si los empresarios de elite vieron en Milei la oportunidad de lograr mejores ganancias y negocios, entonces, ¡acertaron!, y si el Estado en sus ámbitos financieros, recupero de reservas, la no emisión descontrolada, de ser cierta, entonces, ¡bingo!, tal ser el estado de cosas presentes en el contexto, entonces, las miradas acerca del “aprovechar” y el “aprovechamiento” están relativizadas según los ámbitos involucrados, sin embargo, no se puede gobernar sin ese “necesario” poder que ¡impone decisiones! y ese imponer posea la arista del -aprovechamiento- por estar bajo un sistema presidencialista que determina.

Ese sistema funciona en base a la relación poder-subordinación, donde los subordinados pueden ser “víctimas” del aprovechamiento por parte de aquellos que -mandan- y son autoridad, y es lo que encontramos en todo tipo de instituciones públicas como privadas, el componente inmoral del sujeto que se aprovecha es ¡patente!, por lo asimétrico entre unos y otros, lo que determina que nos hallemos en un “potencial” colectivo inmoral.

Por el cual es pertinente afirmar que el sistema presidencialista, básicamente es “inmoral” por aprovecharse de su condición cuando no puede –cumplir- con las expectativas de los diferentes contextos que depositaron en él, sin embargo, también extensible a -los electorescuando votan, entre uno u otro candidato, tratando de “aprovechar” para sí el tácito “aprovechamiento” instalado en la República, un país de -subordinados- con su polisemia a cuestas como ciudadanos, militantes, electores etc., integren el círculo que impera y cuestione a la letra del tango, “los inmorales nos han igualado”, ¡para nada!, la Nación se construyó en base del “aprovechamiento” que instalo aquella revolución burguesa, después, por la brutalidad del milico del siglo XVIII y del XIX, y de la inaugurada e insensata cuantificación.

Juan Oviedo