• 23/11/2024 05:56

Reflexiones entre equívocas y univocas: Personaje (por Juan Oviedo)

-La persona y el personaje-, en Milei, ¿quién sustenta a quién?, cualquiera dirá, “la persona está detrás de la figura del presidente”, pero ¿y si fuera el personaje?, entonces, la pregunta inquiera por la presencia del personaje, pues ¿cómo sería la obra -in situ- donde es preciso apelar a lo ficcionado del personaje?, la obra es la Argentina, pero no estaríamos frente algo dramático o con un hondo contenido trágico ni ribetes existenciales, sino, afín a la capacidad del autor -la obra- adquiera el subgénero cómico del sainete.

Nuestro personaje se identifique con las “causas nobles” del cambio en un país donde es preciso transformar, ¿cómo se produce eso?, una -lucha quijotesca- marchando en contra del Estado, ¿su creencia de fondo? que “todos” los males tienen la misma y única raíz -ahí-, y esa sea la cuestión a corregir. y para ello, se arrogue valores y capacidades de sujetos que gobernaron el país como Menem, Cavallo, anti estatistas ellos, embanderarse en el -adjetivo libertario- e inspirarse en la Escuela de Austria, entonces, ¡sí! ya estar en condiciones para llevar a cabo su obra.

“Muerto el perro se acabó la rabia”, sinterice el sentido de la presente obra, quitemos a la Argentina el Estado, pero la gente -forma también- parte del Estado, entonces, la lógica de nuestro personaje “razone”, ¡quitemos también a la gente!, ahora, pragmáticamente no hay gente muerta en las calles por inanición, tácito contenido de su ideario, y en típico sainete decir, “no -ver- gente muriéndose en la calle», sea parte de una tarea no conclusa aún, mientras, el personaje continúe con sus gustos y alquile el Luna para llenarlo con sus espectadores y mostrase como si fuera una estrella de rock internacional.

Pero la gran paradoja es que nuestro personaje, para deconstruir al Estado, necesite de aquello que quiere deconstruir, al propio Estado, lo que lo condena a perecer porque es parte de él, así, la muerte de todos sea el fin apocalíptico de la obra, pero, ¿y si Milei no fuera el personaje de una obra, sino una persona y desde ella gobierne?, bueno, como muchos que han sido presidentes, más allá de sus gestiones apocalípticas, continuar como si nada, lo que nos hace sospechar lo siguiente, el -no estar- en una obra de sainete, sino en un país bananero y caldo de cultivo de -gobiernos bananeros- con sus insufribles personajes, lo que nos lleva al epílogo de siempre “no hay solución compadre con estos bananeros”.


Juan Oviedo