¿Cómo se puede definir a lo nacional?, soberanía, independencia, autonomía, y ¿cómo se puede definir a lo popular?, algo relativo y perteneciente al pueblo, se trata de un grupo de personas que constituyen una comunidad con aspectos culturales y elementos en común, por el cual un -movimiento popular- sería la construcción de una idiosincrasia de pueblo, ahora, solo hay idiosincrasia cuando la gente tiene, posee, comparte cosas en común, ¿y es posible tal característica de lo popular en las sociedades latinoamericanas?, porque algo atenta en contra de lo dicho, y es la llamada “globalización”, como fenómeno del desarrollo tecnológico y comunicacional por parte de los países centrales, y “entenderla” como “modelo ecuménico” que se impone, por el cual aquellas sociedades que -no se hallen- bajo su égida, serán sospechadas de sociedades “atrasadas”, algo que pone en -tela de juicio- a lo nacional
y a lo popular.
Entonces, ese globalizar pone en “riesgo” las particularidades regionales y nacionales, por modificar pautas identitarias, pero no debemos entender a lo globalizado como una “panacea” sino que por su tendencia privatizadora en lo económico, “imponga” una directriz hacia la desigualdad por la barrera que surge entre quienes –pueden- comprar o acceder a estos progresos y quienes ¡no!, el presente introito es para entrar al tema en cuestión y se trata del “peronismo”, si este movimiento puede volver a ser “vigente”, después de perder las elecciones en el país, con los candidatos -Scioli y Massa-, una vigencia posicionada -no tantopor los hechos sino por sus “banderas” a las que pasamos a considerar.
INDEPENDENCIA ECONOMICA era lograr la industrialización nacional y el autoabastecimiento energético nacionalizando los rubros económicos y con un rol interventor del estado.
SOBERANIA POLÍTICA significaba recuperar la toma de decisiones estratégicas de la nación con la ampliación de la participación política y el voto como respaldo a las políticas públicas.
Y JUSTICIA SOCIAL dejaba de lado las concepciones “de beneficencia” sobre la acción social, para institucionalizar a través de una legislación social –derechos- los que partían del mundo laboral y extenderse paulatinamente a las mujeres, la infancia y la tercera edad, pero era esta última -el fin- en sí mismo, donde las dos primeras, estaban al servicio de la tercera.
Pero todo esto se muestra hoy día ¡impracticable!, porque en periodos de gobiernos peronistakirchnerista la justicia social solo es una pretensión de relato ante el hecho de la cantidad de -planes sociales- implementado por esos gobiernos, y al subsidiarla –darle dinero-, muestre los grados de pobreza que ese gobierno no puede subsanar. Con una independencia económica en duda por el mediocre rol intervencionista del estado ante estructuras oligopólicas dominantes cuyas decisiones no garantizan una estrategia adecuada a las necesidades de la industrialización. Y una soberanía política “dudosa” por estar centrada solo en un peronismo –enquistado- en la sociedad argentina bajo el relato nacionalista, popular, progresista y patriota que son los suyos.
Y sin embargo, el reclamo ante la angustiante condición apocalíptica del gobierno de Milei, es por el emerger de un peronismo que pueda “ayudar”, como parte de la costumbre del ¡fatídico pendular! que significa la ineficiencia de turno, y la vuelta del peronismo como “restaurador”, sin embargo, Menem, kirchnerismo y Fernández hicieron y quizás, más adelante, otros del mismo movimiento terminen por posicionarlo como el -pato criollo- de la República.
¿Entonces?, entonces -no hay- solución compadre.
Juan Oviedo