La situación del té y la yerba, el pago del precio que no se cumple, las deudas que se acumulan y el aumento de los servicios preocupan no solo a productores sino a tareferos. Cada uno vive su realidad como angustiante.
Para Cristian Klingbeil, miembro de APAM «la situación empeoró no hubo ninguna mejora. Los costos subieron todos y el precio se mantiene y en muchos casos bajó, lamentablemente muchas reuniones acá y en Bs As, muchas movilizaciones, mucho desgaste y viajes pero no hay resultados. Incluso creo que fué contraproducente la movida», señaló a «El aire de la Mañana».
Dijo que «los secaderos pagan 3 pesos y te hacen firmar $ 6,10, pagan un anticipo y los demás no saben cuanto ni cuando, los productores que tienen otro ingreso deciden no cortar la yerba y lo demás necesitan sobrevivir y entran en esta estafa. la verdad, todo está muy mal y nos hay visos de mejoría, quisiera ser mas optimista, pero estos cansado», aseveró.
Muy desilusionado ironizó con que «los productores se volvieron expertos en comercializar porque vendieron los animales, la madera, todo lo que tenían, además hay abandono de chacras ante este panorama. Ya no quedan fuerzas para hacer nada, hubo un gran desgaste con los viajes, solo gastos no hay ningún resultado positivo. Yo ya me rendí, no tengo más ganas de pelear», remarcó.
Ramón Barboza, tarefero e integrante de una organización de tareferos dijo que «se trata de hacer otras cosas, para subsistir pero si el productor está mal, imagínense el tarefero, que es el que menos cobra, para colmo estas semanas de lluvia, no se tarefea nada», mencionó.
El trabajador rural, que es además un activo dirigente social, remarcó que «los secaderos estan pagando 34 centavos, 900 la tonelada en campamento, si vamos y venimos al campamento, 85 o 90 pesos por dia, 100 en negro, para nada esto era el precio pactado y el que mas sufre es el tarefero, porque solo puede trabajar cuando esta lindo el dia», expresó.
«Nosotros tenemos un contratista bueno, y a veces nos adelanta, porque no solo es la comida sino la ropa para los chicos y la escuela», explicó Barboza.