• 25/04/2024 04:41

Costumbres Argentinas

Feb 6, 2024

¿Cuáles son tus costumbres?

¿Cuáles las heredaste de tu familia?

¿Hay alguna que ya no la querés seguir sosteniendo?

Esos hábitos o costumbres ¿te hacen bien, contribuyen a tu salud y bienestar?

El ser humano es un animal de costumbres y hábitos. Y esta función se debe a que el cerebro busca economizar energía, ya que todo cambio o modificación de algún hábito implica esfuerzo, no solo físicamente sino mentalmente. ¿Alguna vez comenzaste una dieta? ¿Cómo te fue? ¿fue fácil? Bueno, aquí tenés un ejemplo de lo que te estoy diciendo. No solamente tenés que hacer actividad física para tener un cuerpo saludable, sino que tenés que ser fuerte de mente-como decía una compañera de la secundaria- y no sucumbir a la tentación de eso que te hace mal y no contribuye a tu objetivo personal.

¿Cómo se instala un hábito en nosotros? Cuando lo repetimos todos los días o incluso varias veces al día. Ej: si fumo todos los días, si tomo mate, si me cepillo los dientes, si como comidas chatarras, si me paso la tarde viendo series, etc.  eso se convierte en un hábito, una costumbre en tu vida. Y nuestro cerebro no tiene idea si eso es bueno o malo para nosotros. Lo único que sabe, es que, si vos lo haces todos los días, cree que es importante para vos y lo registra –guarda-, como algo importante. Como verán, mencioné cosas que no son tan buenas para nuestra vida y esto no solo lo registra nuestra mente sino también en nuestro cuerpo, ¿sabés por qué? Porque con esas sustancias que consumimos –ej: nicotina del cigarrillo, otras drogas, grasas saturadas, dulces, etc-, en nuestro cuerpo se liberan sustancias –hormonas-, que nos hacen sentir bien. Todos recordarán esa sensación de comer un alfajor, un chocolate, fumarse ese cigarrillo, tomar esa copa de vino o cerveza, se disparan un sinfín de sustancias por nuestro cuerpo, haciendo que nos sintamos bien por un momento y volviéndonos adictos a ellas.

Entonces, cuando tenemos un problema o nos sentimos mal, recurrimos a estas sustancias o hábitos, que se van volviendo costumbres, pero como se darán cuenta, no son tan buenas para nuestra vida.

Pero ¿qué pasa cuando este éxtasis termina? Todo vuelve a la normalidad. Los problemas están ahí, no se fueron, nos sentimos peor que antes y caemos en un círculo vicioso, donde nosotros mismos nos perjudicamos. Esperamos hasta último momento para hacer algo por nosotros, para mejorar nuestra calidad de vida. Cuando el médico te receta un cambio en tu alimentación o el cardiólogo te dice que tenés que caminar más. Tus hábitos determinan tu bien-estar. La pregunta es ¿te ayudan o no colaboran con eso? ¿quién los creo? ¿quién puede sacarte de ese lugar? Nadie mejor que nosotros para saber lo que queremos de nuestra vida y que debemos hacer para vivirla de la manera en qué queremos.

Para cambiar y modificar hábitos y costumbres, se necesita de esfuerzo y fuerza de voluntad. Una manera de lograrlo es poniéndote un objetivo, algo que te lleve al lugar donde querés estar y cómo te querés sentir. Debe ser una motivación interna, (motivación= significa un motivo para la acción) esa tiene más peso y es la que te da la fuerza cuando la mente te quiere jugar una mala pasada.

¿Sabés cuál es la mía? Estar en buen estado físico para poder viajar, hacer las caminatas por montañas o reservas naturales y para llegar en buenas condiciones a la vejez. No tiene que ver en cómo es mi cuerpo sino en lo que me permite hacer y lo agradecida que estoy con el, por permitirme hacer las cosas que me gustan.

Cuando tomé conciencia del poder de mi cerebro-mente, de cómo funcionaba y que era yo la que debía decirle para dónde ir, es cuando comencé a tomar decisiones más acertadas para mi vida. No es algo que todas las personas sepan, debido a que son muy recientes las investigaciones y estudios que se hicieron al respecto y por otro lado, como humanos no nos conocemos biológicamente y no sabemos sacar provecho de nuestra mente-cuerpo para vivir saludables.

Esos hábitos que tenía en mi vida, no solamente tenían que ver con cosas externas como salir a caminar todos los días, para fortalecer mi corazón y ayudar a la circulación o cómo me alimentaba sino con los hábitos internos. Esos pensamientos y creencias, que se volvieron costumbre en mí y no me daba cuenta lo tóxicas que eran en mi día a día. Generalmente, venían ideas sobre mi cuerpo, mis defectos, mis límites y cómo me sobre exigía para cumplir con los estándares sociales de cómo “debemos” lucir nuestros cuerpos. Esos pensamientos negativos, donde nadie te va a querer porque ya tenés XXX edad- tengo 48 años y no tengo problemas en decirlo, los años me dieron la sabiduría para vivir-, porque tenés panza o porque cada vez se te notan más las arrugas, o por el carácter y forma de ser, etc. Siempre dando validez a esa voz interna que se centraba en lo que faltaba y nunca en todo mi proceso y lo que había logrado en mi vida. Nunca me daba una palmadita y decirme lo estás haciendo bien, está bien no saber todo, está bien vivir como querés y no acomodarte al qué dirán.

Cuando empezas a elegirte, vienen muchos miedos y dudas. Con mis alumnos siempre hablamos de eso, ¿que te van a decir tus amigos si elegís cuidarte?, si rechazas seguir consumiendo alcohol, se rechazas ese faso, si elegís comer sano y dormir las horas necesarias, etc. Si son tus verdaderos amigos/as, se alegrarán por vos y querrán verte bien.

La vida siempre nos está dando la oportunidad de elegirnos, de vivir según nuestros parámetros. Y son esas decisiones las que te llevan a tener la vida que querés. Siempre amé el deporte, me permitió viajar, conocer amigos, algún amor, pero lo hacía según el condicionamiento social de verme bien. Con abdominales y todo en su lugar, peleándome con el paso del tiempo y la gravedad. Hoy en día, elijo sentirme bien. Me amigue con el paso del tiempo y me hablo de una manera más amorosa. Hago pilates, salgo a caminar, hago yoga para conocer mi cuerpo y saber interpretarlo. Cambié mi alimentación, me voy conociendo y veo la diferencia en cómo me siento cuando ingiero ciertos productos. Y lo más importante, voy transformando la manera en que me hablo y pienso. Reconozco mis avances y logros, me pongo nuevos y pequeños desafíos, – uno de ellos es escribir para ustedes-, busco ir mejorando en lo que ya no me siento cómoda al hacerlo y aprender de mis errores. Uno de mis desafíos actuales, es no comer tanto dulce. Mi mamá, tías y amigas cocinan riquísimo, hacen tartas y pan dulces que son un manjar. Entre todas vamos buscando nuevas recetas, más sanas y nutritivas. Así que, si tenés alguna que sea fácil, ¿me la compartís? No me gusta estar mucho tiempo cocinando, pero elijo hacerlo por mi salud y la de mi hijo.

A través de la comida, los abrazos y la actividad física, aunque sea en pequeñas dosis, nos brindan energía y felicidad de manera gratuita. Disparan en nosotros las hormonas de la dopamina, oxitocina, serotonina y las endorfinas. ¡Probalo, está totalmente comprobado.! Al principio, los primeros minutos tenés fiaca, pero a penas comiences a moverte, aunque sea bailando en tu casa con un buen sertanejo, como me gusta a mí, ya te levanta el ánimo. Fíjate que tenés ganas de escuchar y aunque no bailes, ya estarás cambiando tus vibraciones o sea tus pensamientos.

Otra de nuestra costumbre Argentina, es la crítica a los demás, quejas por la situación económica de nuestro país, putear y estar enojados. Lo único que voy a decir al respecto es, que te fijes o analices, ¿de dónde vienen tus ideas?¿esta manera de pensar y comportarte, hace que cambie algo en vos y tu vida?¿ Cómo te hace sentir?

Acá no cuestiono ideas políticas. Ni digo lo que tengas que hacer o no. Lo que quiero decir acá, es que también nos volvemos adictos a esas formas de pensar. ¿Te acordás lo que te decía en una de las primeras notas? ¿Cómo se disparan las emociones y así como no sentimos actuamos? También te lo vuelvo a mencionar en ésta nota, cuando te digo, sobre esas sustancias que se liberan en nosotros. Nos volvemos adictos a ellas, aunque nos haga sentir mal. En este caso esas sustancias son el cortisol, la adrenalina que al hacerse de manera frecuente estas conductas en nosotros, se vuelven tóxicas para nuestro organismo. Algunas de sus resultados de esta manera de pensar es el estrés crónico, ansiedad y ataques de pánico.

Presta atención a tus hábitos. Regístralos. Fíjate cuales son saludables y cuáles no ¿de qué hablan las canciones que escuchas?¿qué tipo de programas ves o escuchas?¿cuánto tiempo dormís?¿qué actividades hacés todos los días? ¿qué tipo de alimentos consumís? ¿la mayoría es de origen natural o son procesados? Parece una tontería. Pero somos lo que comemos. ¿sabés cuál es la función de la comida en nosotros? Nos brinda la energía necesaria para vivir, poder pensar o hacer las actividades cotidianas. ¿Entendes por qué te hablo de hábitos y comida? ¿cuál es la relación con las emociones? Porque todo ello, contribuye con nuestra salud emocional. Somos un todo y debemos tener una mirada integral de nuestra vida. Revisar y hacer una higiene no solo de los hábitos externos, sino de los internos, nos llevará a tomar conciencia y corregirlos a nuestro favor. Recordá que se vuelven automáticos, ¡no nos damos cuenta!

¿Leíste que mencioné el dormir? ¿sabés que pasa cuando dormimos? Cuando lo hacemos, nuestro cerebro no para, no descansa. Ahí es dónde comienza su trabajo más importante, por decirlo de alguna manera. Todo lo que repetimos, lo guarda. Y como ya les dije, no sabe si es bueno o malo para nosotros.

¿Qué tipo de pensamientos y hábitos querés que guarde?

¿Estás dispuesta/o a realizar esa transformación en vos?

¿Cuál es tu motivación interna que te lleve a hacerlo?

¿Cuál es ese pequeño paso que vas a dar?

Edúcale a tu cerebro a pensar mejor, conócelo para saber cómo podés usarlo a tu favor. Somos mente- cuerpo- emociones y espíritu. Estamos aprendiendo a vivir de manera integral, equilibrando nuestros mundos y somos los responsables de hacerlo.

Una de las maneras de saber si estás en el camino correcto, es respondiendo estas dos preguntas que nos hizo mi maestra de Yoga, Nam Nidam…

¿Te gusta tu vida?

¿Te gusta quién eres?

“Somos el tiempo que nos queda”

…”Por eso cada vez que alguien se intoxica con lo que consume, se tortura con una relación dañina, se somete a la violencia, asume riesgos de la velocidad, sostiene el enojo al punto de que no puede meter un bocado…el inequívoco diagnóstico es el auto-desprecio.” (Karin Lorena Pires. “Incómoda mente felíz”).

Paula Vera: Coach-Docente. Instagram: @sentir_ok